El Sonajero
Si mi vida paralela de artista me llevaba en ocasiones a la frustración todo cambiaría cuando alcanzase un éxito determinado, un éxito que se me representaba como una cumbre exacta, un lugar con nombres y apellidos del que no te podías bajar una vez alcanzado, algo escrito en piedra. En resumen, un sitio al que llegabas. Como en las narraciones infantiles, al plantarte ahí eras feliz, te comías una perdiz y el cuento se acababa. No había más allá.
Hacer depender mi felicidad de ciertos hitos resultó ser el camino más directo hacia la infelicidad. Si no los alcanzaba, por no alcanzarlos. Si los alcanzaba, porque proliferaban otros problemas nuevos. Esta mentalidad me impedía disfrutar de lo que sucedía la mayoría de las veces: que lo hacía todo bastante bien y conseguía cosas importantes, pero sin atrapar nunca con las manos esa quimera tortuosa que era la perfección, el lugar que iba cambiarme la vida para siempre y al que nunca llegaba.
Incómodo por ello, vislumbraba los siguientes peldaños hacia el cielo. Me iré a vivir a Berlín, escribiré el libro definitivo, encontraré el amor verdadero. Sé que, aunque eso hubiera sucedido, mi estado habría sido igual. Como dijo Séneca, estaría huyendo conmigo mismo. Allá a donde fuere me seguirían mis pasiones. En realidad, todo viaje es interior.
Con el paso de los años empecé a asumir que la vida es ondulante, un devenir, y la única vez que se detiene en algún lado es con la muerte. No llegamos a los sitios, simplemente estamos en ellos. Y menos mal, porque si efectivamente llegáramos a un sitio y lo perdiéramos, ¿qué nos quedaría? ¿Nunca encontraríamos la paz?
Mis ansiedades, problemas y frustraciones no iban a desaparecer cuando mi suerte cambiase: como mucho iban a transformarse, dando a luz a otras nuevas. El único camino posible era aprender a estar con ellas. Jamás llegaría a una tierra prometida que las borrase de un plumazo. Ese lugar no existe. En la vida, solo estás. Nunca llegas. La lucha continúa siempre.
FLECHITA PARA ARRIBA

Mis antiguos compañeros de Chelsea Boots han sacado su nuevo single La Cama Llena De Confeti (Pero Tú No Estabas). ¡Dadle amor!

A24 (la segunda productora más guay del mundo, después de Fonte Films) y Talking Heads han anunciado la reedición de Stop Making Sense, el claramente mejor concierto de la historia. También lo van a sacar en vinilo después de tropecientos años. Estoy en pleno orgasmo friki.
FLECHITA PARA ABAJO

Leyendo las noticias me encuentro con un titular sobre una pelea entre Ibai y ElXokas. Paso un tiempo bastante considerable en Youtube, pero hay algo que nunca me ha interesado lo más mínimo: los streamers. Dicho esto, Ibai me cae bien. A pesar de Piqué.
En los momentos más turbulentos de mi vida, que no han sido muchos pero fueron, proyectaba siempre las soluciones hacia un punto concreto, algo que debía ser piedra de toque, cambio, giro inapelable. Si cambiaban mis circunstancias cambiarían también mis problemas. En la universidad me sentía poco más que un estudiante fingido, un artista de incógnito; mi tabla de salvación, mi verdadera realización personal llegaría cuando acabase esos estudios obligatorios y pudiera ser yo mismo y ya, Santiago Isla, el autor.
Si mi vida paralela de artista me llevaba en ocasiones a la frustración todo cambiaría cuando alcanzase un éxito determinado, un éxito que se me representaba como una cumbre exacta, un lugar con nombres y apellidos del que no te podías bajar una vez alcanzado, algo escrito en piedra. En resumen, un sitio al que llegabas. Como en las narraciones infantiles, al plantarte ahí eras feliz, te comías una perdiz y el cuento se acababa. No había más allá.
Hacer depender mi felicidad de ciertos hitos resultó ser el camino más directo hacia la infelicidad. Si no los alcanzaba, por no alcanzarlos. Si los alcanzaba, porque proliferaban otros problemas nuevos. Esta mentalidad me impedía disfrutar de lo que sucedía la mayoría de las veces: que lo hacía todo bastante bien y conseguía cosas importantes, pero sin atrapar nunca con las manos esa quimera tortuosa que era la perfección, el lugar que iba cambiarme la vida para siempre y al que nunca llegaba.
Incómodo por ello, vislumbraba los siguientes peldaños hacia el cielo. Me iré a vivir a Berlín, escribiré el libro definitivo, encontraré el amor verdadero. Sé que, aunque eso hubiera sucedido, mi estado habría sido igual. Como dijo Séneca, estaría huyendo conmigo mismo. Allá a donde fuere me seguirían mis pasiones. En realidad, todo viaje es interior.
Con el paso de los años empecé a asumir que la vida es ondulante, un devenir, y la única vez que se detiene en algún lado es con la muerte. No llegamos a los sitios, simplemente estamos en ellos. Y menos mal, porque si efectivamente llegáramos a un sitio y lo perdiéramos, ¿qué nos quedaría? ¿Nunca encontraríamos la paz?
Mis ansiedades, problemas y frustraciones no iban a desaparecer cuando mi suerte cambiase: como mucho iban a transformarse, dando a luz a otras nuevas. El único camino posible era aprender a estar con ellas. Jamás llegaría a una tierra prometida que las borrase de un plumazo. Ese lugar no existe. En la vida, solo estás. Nunca llegas. La lucha continúa siempre.
FLECHITA PARA ARRIBA

Mis antiguos compañeros de Chelsea Boots han sacado su nuevo single La Cama Llena De Confeti (Pero Tú No Estabas). ¡Dadle amor!

A24 (la segunda productora más guay del mundo, después de Fonte Films) y Talking Heads han anunciado la reedición de Stop Making Sense, el claramente mejor concierto de la historia. También lo van a sacar en vinilo después de tropecientos años. Estoy en pleno orgasmo friki.
FLECHITA PARA ABAJO

Leyendo las noticias me encuentro con un titular sobre una pelea entre Ibai y ElXokas. Paso un tiempo bastante considerable en Youtube, pero hay algo que nunca me ha interesado lo más mínimo: los streamers. Dicho esto, Ibai me cae bien. A pesar de Piqué.